por Pablo Docimo
El brutal asesinato de un asistente de Susana Giménez, no fue más que otro botón de muestra de lo que vivimos la inmensa mayoría de los argentinos. Digo la inmensa mayoría y no todos los argentinos porque evidentemente un grupo de la sociedad no lo sufre, como por ejemplo, algunos políticos, jueces y/o fiscales. Pero claro, ellos tienen el privilegio de llevar custodia, que dicho sea de paso la pagamos todos, o sea, el resto de la sociedad.
De todas maneras, el avance de la delincuencia es tan grande que hasta alguno de estos privilegiados cada tanto es víctima de la "sensación de inseguridad", como el resto de los mortales.Pero volviendo al caso puntual del asistente de la diva de los teléfonos, quien fue atado de pies y manos, apuñalado y, como si eso fuera poco, tirado a una piscina con una bolsa en la cabeza, esto generó que los medios fuesen a buscar a Susana Giménez y pedirle una reflexión sobre lo sucedido.
Visiblemente conmovida, a pocas horas de ocurrido el crimen, la conductora disparó frases como "Quien mata tiene que morir" o "Basta con esta estupidez de los Derechos Humanos".Lógicamente, tan contundentes declaraciones repercutieron en absolutamente todos los medios, y varios sitios de Internet pusieron encuestas preguntando si compartían o no esos dichos y los programas de radio invitaban a los oyentes a opinar sobre el tema.
Los resultados fueron contundentes, la mayoría del común de la gente, más del 80%, opina que lo que dijo Susana Giménez está bien.
A modo de ejemplo, lo invitamos a que visite uno, y si lo desea, también puede participar.
http://cadena3.com/ (1)
De todas maneras, el punto es el siguiente, ¿es políticamente correcto decir lo que dijo Susana? Por supuesto que no.
¿Qué es lo políticamente correcto?
Muchos periodistas, especialmente los que se ponen el traje - o se disfrazan - de progresistas, salieron a pegarle a Susana diciendo que "era una barbaridad que haya dicho lo que dijo".
Veamos primero, que significa decir lo "políticamente correcto". Para decirlo de manera fácil y sencilla, decir algo políticamente correcto es tratar de dar una opinión sobre determinado tema sin comprometerse demasiado, estar del lado del, supuestamente, más débil, y demostrar que se es tolerante, incluso con los intolerantes. Lógicamente, esta opinión casi nunca va acompañada de un argumento sólido o, peor aún, con alguna solución para el tema en cuestión.
Los temas más comunes donde podemos encontrar declaraciones políticamente correctas son, entre otros, defender los derechos humanos, la ecología, mejorar el nivel de vida de los más necesitados, la distribución equitativa de la riqueza o la redistribución de las riquezas, por un lado, y oponerse enérgicamente a todo tipo de represión, la pena de muerte, la discriminación, el capitalismo, el neoliberalismo, la acumulación y/o concentración de las riquezas, el consumismo y, por sobre todas las cosas, enfrentarse al peor de todos los males, la tan temida globalización.
Por supuesto que ninguna persona medianamente coherente puede defender la contaminación o la destrucción del medio ambiente, o que existan pobres e indigentes en ninguna parte del mundo, o la discriminación o represión, pero, siempre hay un pero, lo interesante sería, en primer lugar, develar quienes son los verdaderos responsables de estos flagelos; luego, como se hace para revertir o prescindir de ellos y, por último, no caer en la contradicción.
Seguramente, un periodista y/o político "progresista" diría que es por culpa de los grandes capitales, las empresas multinacionales, de las políticas neoliberales, de la concentración de las riquezas, etc., pero jamás aceptarán que somos subdesarrollados por nuestra propia inoperancia, cultura e idiosincrasia.
Tampoco se escucha decir, por parte de esta corriente progresista, como se hace para prescindir o revertir estas situaciones. De ser así, tendríamos que transitar todo un proceso de involución y volver a vivir como en la Edad Media, dejando de lado la ciencia, la tecnología, cerrar los laboratorios medicinales o las fábricas para evitar las contaminaciones.
Otro ejemplo clarísimo de contradicción es que se reclama permanentemente por hospitales bien equipados para que toda la población pueda tener acceso a la medicina, cosa que es totalmente lógica y comprensible, pero ¿cómo se hace para fabricar un tomógrafo, un quirófano o sencillamente un bisturí o una jeringa descartable sin instalar una fábrica?
Y por supuesto que nadie puede estar en contra de la educación ¿y como fabricamos libros o pupitres sin talar árboles, o pintar escuelas sin una fábrica que haga la pintura? estos ejemplos son tan básicos como reales, y tan contradictorios como interminables, pero queda bien defenderlos y esgrimirlos como bandera.
¿Existe la opinión pública?
Algunos sociólogos sostienen que la opinión pública no existe, ya que una cosa es lo que un individuo piensa íntimamente y otra muy distinta es lo que dice en público.
Dicho esto en otras palabras, muchas veces no se dice en público lo que realmente se piensa porque no es, precisamente, lo políticamente correcto.
En muchos casos, no sólo se dice lo políticamente correcto, a veces se hace; un ejemplo de ello fue cuando Carlos Menem eliminó el servicio militar. Hizo lo políticamente correcto, ya que en las siguientes elecciones, eso le valió los miles de votos de los jóvenes que se "salvaron de la colimba" y, por supuesto, de las madres de esos jóvenes.
Pero Menem, también dijo, en una ocasión, algo políticamente incorrecto, y fue cuando se pronunció a favor de la pena de muerte para ciertos delitos, como violación seguida de muerte, secuestro seguido de muerte y a los responsables del narcotráfico.
En ese momento, la opinión pública le cayó con todo su peso, hasta que tuvo que dejar de hablar del tema.Sin embargo, cualquier persona común y corriente puede elaborar su propia encuesta, preguntando a amigos, familiares y compañeros de trabajo que opina sobre los dichos de Susana Giménez, y seguramente, la mayoría le dirá que coincide con ella, y es porque esas declaraciones están basadas, sencillamente, en la aplicación del sentido común, que no es más que interpretar lo que nos dice el común denominador de las personas. Por supuesto, no existe ninguna forma de comprobar empíricamente dichas afirmaciones, dado que no estamos tratando una ciencia exacta; pero si podemos encontrar una respuesta satisfactoria aplicando la lógica, que según la Real Academia Española, significa: "todo aquello que es consecuencia de lo natural y legitimo".
La pena de muerte no soluciona el problema de inseguridad
La inmensa mayoría de los responsables de reflejar la opinión pública, los comunicadores sociales, difícilmente dirán en público que están a favor de la pena de muerte o, tan si quiera, de aplicar la mano dura, por más que íntimamente lo piensen.
Uno de los principales argumentos es que de ninguna manera la pena de muerte solucionaría el problema de la inseguridad, entonces hablan de estadísticas que nunca muestran o en tal caso son de dudosa confección, y dicen: "en los países donde existe la pena de muerte no se solucionó el problema de la delincuencia". Claro que no, obviamente que esa no es la solución, pero si aplicamos el mismo criterio, tampoco se solucionó el problema de la delincuencia en los países que existen cárceles, o sea absolutamente todos.
De hecho, no existe país en el mundo donde no existan cárceles, y mucho menos países donde estas estén vacías. Construir más cárceles tampoco solucionará el problema de la delincuencia, pero no por eso habría que prescindir de ellas.
Lo mismo ocurre cuando se habla de aplicar leyes más duras, o de bajar la edad de imputabilidad, queda políticamente correcto decir que eso no sirve para nada, pero si un chico de 17 años viola y mata a la hija o nieta de alguno de ellos, seguramente no dudaría en querer matarlo con sus propias manos. ¿Usted tiene alguna duda? YO NO.
Pero, como decía el General, la única verdad es la realidad, y la realidad indica que la delincuencia está creciendo a pasos agigantados, la realidad dice que la mayoría de los ciudadanos honestos coincide con lo que dijo Susana Giménez, y lo peor de todo, es que la realidad indica que estamos en esta situación por la inoperancia e ineptitud de nuestros funcionarios, ya sean legisladores, Jueces o Fiscales, pero hay algo peor todavía, y es que no se escucha a nadie hablar del tema, y mucho menos aportar una solución.
Pablo Dócimo
(1) Ver otra encuesta: http://www.infobae.comCOMENTO: a argumentação sobre o "politicamente correto", propagado pela "intelectualidade" parece com alguma coisa brasileira? E a inépcia e incapacidade das autoridades argentinas lembra algum outro país?
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